El fotógrafo intuye historias que, sólo a veces, tiene la satisfacción de desvelar

“Ver”, “ojear”, “repasar”, “observar"... reflejan distintos grados de atención que pone el observador a la hora de mirar. Sin embargo,
de entre ellos, es posible que, "contemplar", sea el que más seriamente advierte a los sentidos que hay que esforzarse más.

El fotógrafo es un artista de la contemplación y la emoción de sus tomas sólo puede ser percibida si son, en verdad, contempladas.
En esta página invitamos a contemplar fotografía. Un juego en el que se puede compartir lo que a otros ha podido pasar desapercibido.

Autillo

E3; 50-200 en 200mm; 1/40s en f/3,5+1; 100 ISO.
Se trara de un Buho pequeño, de unos 20 cm de alto. Al igual que el resto de rapaces nocturnas, es capaz de localizar las presas sólo gracias a su oido. Para ello utiliza esos característicos discos faciales a modo de muy sensible pabellón auditivo. Otra peculiaridad de estas aves es que tienen los dos ojos en el mismo plano y mirando hacia delante. También son de las pocas que se posan erguidas o son capaces de girar la cabeza 270º. Al ser nocturnas y muy esquivas, es francamente difícil verlas, mucho más de día. Ésta estaba herida y se recuperaba en cautividad mientras dormitaba al aire libre. Por eso se dejó fotografiar. En libertad, hubiera sido imposible.
Pistas: El plumaje. Comentarios ocultos (resaltar con el cursor a continuación para desvelar): En la distancia, el plumaje imita perfectamente la corteza de los árboles. Para hacerse una mejor idea, se pueden entornar los ojos hasta que el claro del pecho casi se confunda con el fondo; entonces la cara y el resto del plumaje parecen separarse como podrían hacerlo la parte media de las ramas de un árbol. De cerca, el ave está llena de tonos y matices. El fondo de multitud de tonos pardos que sólo se mezclan con verdes cuando rodean la cabeza del animal.

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