El fotógrafo intuye historias que, sólo a veces, tiene la satisfacción de desvelar

“Ver”, “ojear”, “repasar”, “observar"... reflejan distintos grados de atención que pone el observador a la hora de mirar. Sin embargo,
de entre ellos, es posible que, "contemplar", sea el que más seriamente advierte a los sentidos que hay que esforzarse más.

El fotógrafo es un artista de la contemplación y la emoción de sus tomas sólo puede ser percibida si son, en verdad, contempladas.
En esta página invitamos a contemplar fotografía. Un juego en el que se puede compartir lo que a otros ha podido pasar desapercibido.

La Concha

E3; 14-54 en 54mm; 1/320s en f/5,6+0,3; 100 ISO.
E3; 14-54 en 54mm; 1/320s en f/5,6+0,3; 100 ISO.
Playa y paseo de La Concha, Donosti. Su barandilla es, sin duda, uno de los iconos más representativos y, como tal, uno de los más incluidos en guias, postales, carteles y, por supuesto, fotografías serias de la ciudad. Difícil pues añadir nuevos puntos de vista a los muchos existentes. He aquí, sin embargo, dos posibles contribuciones favorecidas por esa luz tan especial que deja la niebla cualquier tarde de verano cuando cierra sin avisar.
La primera es un primer plano de la conocida barandilla en el momento en el que se desdobla para recibir a una de las escaleras que baja a la playa. Como resultado, el motivo se superpone hasta tres veces en profundidad. Por delante y por detrás, líneas horizontales se suceden delimitando acera, arena, mar y cielo. A la izquierda, parte de la Isla de Santa Clara.
La segunda es, en todo, la versión opuesta: la barandilla se adivina, pero necesitamos el resto de elementos para confirmar donde nos encontramos.
Pistas: La distinta técnica utilizada en cada una. Comentarios ocultos (resaltar con el cursor a continuación para desvelar): En la primera fotografía, el bajo punto de vista y la nitidez nos permiten resaltar el motivo. La presencia de la base y los pilares completan la solidez al conjunto. En la segunda fotografía, el enfoque manual permitió desenfocar lo suficiente como para evitar que cualquier elemento aislado ganara protagonismo (ampliar para percibirlo mejor). Con ello se acentúa el efecto de unidad que ya proporcionaba la niebla. La barandilla no se repite en profundidad, como antes, sino linealmente a lo largo del mismo plano. La persona que pasaba por allí es el único punto de color que rompe algo una escena en la que, de forma intencionada, se suprimió todo contraste. Por cierto, las dos tomas están hechas con idénticos valores de distancia focal, velocidad, diafragma, y sensibilidad. Sólo el punto de enfoque varía.

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