E3; 70-300 en 300mm; 1/80s en f/5,6 +0,7; 400 ISO.
Esta urraca pasó muy cerca, en vuelo rasante, y casi no hubo tiempo ni de disparar. Cuando estas fotos salen simplemente encuadradas, ya es todo un logro.
Pistas: Esta toma es sencilla de contemplar por los pocos elementos que intervienen, pero cada uno tiene una personalidad muy marcada. Comentarios ocultos (resaltar con el cursor a continuación para desvelar): Los pocos elementos son: el cuerpo del ave, la cola, sus alas y el fondo. Del cuerpo llama la atención las dos grandes manchas blancas de la espalda, muy remarcadas por el movimiento y el reflejo del sol. De la cola, los tonos verdosos reflejados, color nada predominante en este ave. Al contrario que la cola, el ala derecha refleja colores azulados rematados con marcas de ángulos repetidos y superpuestos que no es fácil explicar como llegaron a formarse. El otro ala, al contrario, presenta bandas en vez de vértices, más acorde con lo que se espera de un movimiento de este tipo. Por último el fondo, que pese a lo que cabría de esperar, no es agua, sino un pequeño bosque de matorrales y pinos barridos por el movimiento de la cámara al seguir al animal. La sensación de agua la da la forma como quedan repartidas las manchas claras, asemejando posibles reflejos. Sin embargo, posiblemente sean debidas a la claridad filtrada entre los huecos de los matorrales.
Esta urraca pasó muy cerca, en vuelo rasante, y casi no hubo tiempo ni de disparar. Cuando estas fotos salen simplemente encuadradas, ya es todo un logro.
Pistas: Esta toma es sencilla de contemplar por los pocos elementos que intervienen, pero cada uno tiene una personalidad muy marcada. Comentarios ocultos (resaltar con el cursor a continuación para desvelar): Los pocos elementos son: el cuerpo del ave, la cola, sus alas y el fondo. Del cuerpo llama la atención las dos grandes manchas blancas de la espalda, muy remarcadas por el movimiento y el reflejo del sol. De la cola, los tonos verdosos reflejados, color nada predominante en este ave. Al contrario que la cola, el ala derecha refleja colores azulados rematados con marcas de ángulos repetidos y superpuestos que no es fácil explicar como llegaron a formarse. El otro ala, al contrario, presenta bandas en vez de vértices, más acorde con lo que se espera de un movimiento de este tipo. Por último el fondo, que pese a lo que cabría de esperar, no es agua, sino un pequeño bosque de matorrales y pinos barridos por el movimiento de la cámara al seguir al animal. La sensación de agua la da la forma como quedan repartidas las manchas claras, asemejando posibles reflejos. Sin embargo, posiblemente sean debidas a la claridad filtrada entre los huecos de los matorrales.
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